
América fue una cuna de megafauna y donde mayor diversidad hubo hasta su extinción masiva hace unos 9 mil años cerca del final de la última glaciación. La gran diversidad extinta del Holoceno en nuestro continente incluía al castor gigante (Castoroides sp), oso gigante (Arctodus sismus), felinos dientes de sable (Smilodon fatalis), ave gigante depredadora (Phorusrhacos sp.), el lobo terrible (Canis dirus) y el peresozo gigante (Megatherium sp) entre otros.
Éste último era el mamífero más grande de América del Sur, lugar donde la mayor diversidad de megafauna coexistía y transitaba en las migraciones. El perezoso gigante era endémico de América en áreas de praderas y bosques donde su principal fuente de alimentación eran ramas y hojas que podía trozar con ayuda de sus labios y garras además de consumir yuccas, agaves y pastos. Sin embargo, no se ha descartado la posibilidad de que pudiera haber sido un depredador activo ya que algunos de las especies emparentadas como el oso hormiguero tienen otro hábitos alimenticios.
El megaterio media aproximandamente seis metros de la nariz a la punta de la cola y tenía una altura de dos metros y medio en estado de reposo alcanzando hasta cuatro metros cuando se erguía ya que utilizaba su cola para mantener el equilibrio y tener actividades bípedas y así alcanzar la copa de los árboles en búsqueda de alimento. América del sur fue su punto de origen, sin embargo, logró colonizar gran parte de centro y norte América
El primer espécimen en registro fósil fue encontrado en 1785 en el río Luján, Argentina éste habría sido llevado a España para su exhibición en los entonces llamadas “gabinetes”, salas privadas de exposición que posteriormente pasaron a ser parte importante de los museos actuales, y donde posteriormente el anatomista George Cuvier le asignó el nombre Megatherium americanum en 1796.

Actualmente existe en exhibición una réplica completa de fósil en el Museo Geológico José Royo y Gómez por la exposición “Nuestro Perezoso Gigante, un viajero americano” en Bogotá, Colombia.


Pasante de biología en la FES Iztacala y tesista en la CONABIO. Es aficionado a la ciencia, la tecnología y los viajes al aire libre. Se ha especializado en las enfermedades transmitidas por vectores y ha tomado la decisión de recuperar la conexión entre el humano y su medio ambiente mediante herramientas de comunicación de la ciencia, por ello, busca activamente su profesionalización en el área tomando cada oportunidad existente para realizar divulgación y comunicación de la ciencia.