
Pobre Willi
Hace algunos meses, después de un día intenso en el laboratorio creí haber realizado la acción buena del día. Esto ocurrió en una tarde-noche dentro del transporte público de la Ciudad de México. Mientras intentaba aferrarme a cualquier objeto para mantener el equilibrio al mismo tiempo en que el vehículo avanzaba, logré escuchar cuando una persona le dijo a quien se encontraba a un costado mío “tienes un insecto en tu hombro”. El hombre enseguida respondió con un asustado “¡quítamelo!”, por lo que mi instinto de biólogo inmediatamente buscó rescatar al bicho, pensando en colocarlo posteriormente en cualquier sitio con vegetación. Las patas caminantes del animal lograban sentirse en mis manos que lo rodeaban, sin embargo, me dejé de percatar de ello cuando llegó el descenso de personas en una estación bastante concurrida. Desafortunadamente, entre los empujones y los esfuerzos por dejar salir a los demás usuarios, supe que jamás volvería a tener contacto con ese bicho. Su suerte pudo haber tenido dos desenlaces: 1) sobrevivió a la caída y los pies de las personas y encontró algún arbusto en donde habitar, o 2) ¡pobre Willi!
¿Qué es un Willi?
“Willi” es el nombre común que reciben las chinches con el nombre científico Stenomacra marginella, la única especie de su género (Stenomacra) en México.

Estos famosos insectos de color negro y naranja o rojo en su dorso, suelen habitar durante todo el año en los árboles de zonas urbanas del país. En muchos casos son tan abundantes que pueden formar plagas debido a que no presentan depredadores naturales. Generalmente consumen la savia de los frutos y las hojas de plantas como el eucalipto y el tepozán, de las cuales obtienen agua, azúcares, nutrientes y minerales (aunque también pueden canibalizar a sus propios huevecillos y larvas). Pese a que esto puede debilitar a las plantas, solo en pocas ocasiones causan su muerte. Pero ¿pueden dañar a los humanos? (esta es una pregunta seria cuya respuesta le podría haber ahorrado un mal rato y un pequeño grito al usuario del transporte público) … Debido a su coloración, comúnmente estos insectos siembran la duda de si son venenosos para las personas. Sin embargo, esa coloración solo funciona como una advertencia para sus depredadores sobre su sabor desagradable, por lo que les previene de ser comidos. Por ello, estos animales son inofensivos para los humanos, aunque, como atestigua el relato inicial, suelen ser desagradables debido a que se adhieren a la ropa o se internan en los hogares de las personas.
Las enseñanzas de un insecto
Considerando en conjunto mi experiencia cercana con un Willi, las características biológicas de estos animales y la molestia que pueden provocar a las personas en ambientes urbanos, estos insectos nos invitan a mirar un escenario digno de preocupación: la gente cada vez es más ajena a la naturaleza, la desconoce. Las razones pueden ser muy variadas y multifactoriales, pero lo más alarmante de este alejamiento radica en el impacto que ha tenido o que puede tener sobre la naturaleza y sobre nuestro propio bienestar.

Quizá el caso con menos consecuencias es el que pudo ocurrirle a mi compañero de viaje, en donde el desconocimiento de su carácter inofensivo por una persona pudo haber tenido resultados desfavorables para su supervivencia, o donde el estrés de la gente habría provocado el mismo desenlace. Sin embargo, valdría la pena ponderar qué proporción de problemas tan amplios como el derretimiento de los casquetes polares, el cambio climático, las olas de calor, las islas de basura, la degradación de los suelos, la deforestación o la defaunación (por mencionar algunos ejemplos), está relacionada con nuestra falta de comprensión del entorno natural en donde vivimos y nuestra dependencia del mismo. Considero que dicha fracción es amplia, aunque también soy un fanático de creer que comenzar a hablar de ello es uno de los pasos que nos permitirían revertir esta situación. Mientras les invito a meditar este escenario en memoria del Willi, mantendré la esperanza de que en sus últimos momentos recibió estímulos agradables y que, mejor aún, sobrevivió y dejó descendientes al puro estilo Willi.
Estudiante de maestría de la UNAM, interesado por el estudio de los hongos, la ecología y la biogeoquímica. En sus momentos libres disfruta de leer libros o ver películas de ciencia ficción, tocar el piano y componer canciones. Además, ama tomar fotografías de hongos durante la temporada de lluvia. Su gusto por la ciencia lo ha llevado a participar en este y otros proyectos de comunicación y divulgación.
Sé que es una entrada vieja, pero es el único lugar donde he podido identificar al bichito y tengo una duda ¿este insecto puede picar a humanos? Recientemente he tenido la desagradable experiencia de despertar sintiendo una punzadita en la piel y al revisarme encontrar un puntito rojo. Esta mañana por fin creí atrapar al culpable pero en mi pánico sólo lo lancé hacia un lado y antes de poder ponerme los lentes sólo alcancé a ver un puntito oscuro escondiéndose en los pliegues de la cobija. Luego de una intensiva búsqueda no encontré nada pero un par de horas más tarde vi uno de éstos paseándose en el suelo junto a mi cama. Y no he hallado ningún otro posible culpable. ¿es posible que me haya picado?
¡Hola Ana!
Nos parece poco probable que haya sido así ya que específicamente esta especies es fitófaga, osea que sólo consume plantas. Sin embargo, hay chinches que pueden parecerse a ésta pero que son hematófagas, osea consumen sangre, pero es necesario poder ver la chinche para discernir si es una u otra (puedes buscarla como chinche besucona).
Te recomendamos que en caso de que encuentres más dentro de casa acudas al centro de salud comentándole la situación para que puedan asesorarte mejor.
Saludos.
¡Hola! Muy buena nota y muy interesante. ¿Sabes porque les dicen Willis? Me lo he cuestionado durante bastante tiempo…saludos